Desde hace ya más de 50 años, las mujeres mexicanas, de manera similar a la mayoría de mujeres en el mundo occidental, se han incorporado de manera creciente y sostenida a la actividad laboral extra doméstica. Este cambio se esperaba fuese acompañado de nuevas dinámicas en la organización de la vida familiar, tales como una redistribución del trabajo doméstico, con mayor participación de los esposos en el cuidado de los hijos y en la realización de tareas domésticas. Los datos, sin embargo, sugieren que, aunque los hombres participan un poco más que antes de algunas tareas, en particular del cuidado de los hijos, el trabajo doméstico y de cuidados sigue siendo mayormente responsabilidad de las mujeres.
La distribución de cargas de trabajo tanto extra doméstico como doméstico en la pareja origina tensiones y conflictos entre ellos. Los objetivo de este trabajo son tres: 1) explorar la magnitud de las tensiones originadas por el trabajo de las mujeres, 2) examinar los niveles de participación en el trabajo doméstico tanto de las mujeres como de sus parejas en relación con las tensiones generadas por el trabajo de ellas así como con algunas características del trabajo extra doméstico de las mujeres y de sus parejas (quién de los dos trabaja, quién aporta mayor ingreso al hogar) y el nivel de participación en el trabajo doméstico de la mujer y de su pareja y, finalmente, 3) identificar las asociaciones entre el trabajo extra doméstico de las mujeres, la participación de las mujeres y de sus parejas en el trabajo doméstico y el riesgo de violencia de pareja hacia las mujeres.
El análisis se basa en datos de la Encuesta Nacional de la Dinámica de los Hogares levantada en México en 2016. Resultados preliminares muestran que el nivel de las tensiones por el trabajo extra doméstico de las mujeres es mayor en aquellas parejas en que solamente trabaja la mujer, cuando ellas ganan más que sus parejas, y en aquellas parejas en que las mujeres tienen una alta participación en el trabajo doméstico. Así mismo, el riesgo de  violencia emocional y de violencia económica incrementan 1.3  veces por cada incremento en el índice de tensiones por el trabajo de la mujer, 13% la violencia física y 24% la violencia sexual. Se observa además un incremento de 8% en el riesgo d e cada tipo de violencia por incrementos unitarios en el índice de participación de la mujer en el trabajo doméstico.