RED: Población y Trabajo

En América Latina las actividades laborales de las niñas, los niños y los adolescentes, representan un aporte sustancial a las economías domésticas y, en la mayoría de los casos, éste es necesario para alcanzar la subsistencia cotidiana y el bienestar de los hogares. Son parte de la reproducción social y el sostenimiento de la fuerza de trabajo, con lo cual se convierten en una contribución clave para la marcha de la sociedad y las economías locales y nacionales. La participación económica de la niñez y la adolescencia, ya sea remunerada o no, se concentra en los sectores informales de la región. A lo largo del territorio latinoamericano el trabajo infantoadolescente está comúnmente asociado a factores identitarios como el género, la etnia y la condición migratoria. No obstante, a pesar de su importancia, la niñez y adolescencia trabajadora y sus aportaciones a la economía han sido invisibilizadas, subvaloradas y sus condiciones laborales han sido insuficientemente reguladas, lo que las pone a lejos de la noción de trabajo decente que propone la OIT, pues al no ser reconocido, se facilita la exposición a extensas jornadas de trabajo, baja o nula remuneración y abuso y explotación. Frente a este complejo panorama, los estudios de población enfrentan el reto de abordar la problemática desde sus diversas aristas y seguir realizando un debate que contemple la heterogeneidad de esta práctica social.

RED: Población y Trabajo

Es necesario analizar la situación del trabajo en tano las transformaciones actuales marcan un cambio de paradigma entre el trabajo clásico y el no clásico. El impacto de esta transformación de la organización laboral ha dado lugar a nuevos actores laborales y diversificado las relaciones laboraes de manera sin precedentes. Hoy, también estamos presenciando la aparición de nuevos enfoques teórico-conceptuale; estamos adoptando definiciones como trabajo decente, trabajo de calidad, tercerización, flexibilidad laboral, precariedad, precarización, informalidad y flexiguridad, entre otros. Estas tendencias se reflejaron en cambios significativos de los indicadores económicos y laborales, mientras que provocaron que las relaciones laborales “típicas” se diluyeran bajo nuevas modalidades, como la subordinación encubierta. La sesión contempla una variedad de dimensiones que dan cuenta de estas trasnformaciones laborales: los sujetos de derechos ante las nuevas relaciones laborales; la coexistencia entre viejas y nuevas formas de trabajo y de espacios laborales; la dinámica laboral ante el futuro demográfico; la dinámica laboral ante el cambio tecnológico; la dinámica laboral frente a la sostenibilidad.

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La agricultura mexicana ha sido y continúa siendo escenario de importantes transformaciones, aunque apenas se comienzan a estudiar. La nueva legislación agraria y el proceso de apertura iniciado en la década pasada marcan el inicio de un nuevo modelo de desarrollo que ha provocado importantes cambios en la estructura productiva y social modificando el papel del sector rural. El proceso de transformación es muy complejo y comprende una reforma profunda de vasto impacto en la organización productiva y en las condiciones de vida de su población. En muchas regiones aumentó el número de unidades familiares campesinas, al mismo tiempo que disminuyó el tamaño de las tierras comprendidas en dichas unidades. Asimismo, el campesinado aumentó en términos absolutos, lo que produjo una pérdida progresiva de su condición de productor y una creciente dependencia de ingresos, salarios y remuneraciones respecto a los mercados laborales no agrícolas. Bajo las consideraciones antes señaladas es necesario identificar y caracterizar las condiciones y las tendencias que prevalecen tanto en la ocupación como en los niveles salariales en los mercados de trabajo rurales, las características de la inserción laboral de quienes en ellos se ocupan y el desarrollo territorial vinculado con estos espacios.